con el frío tiñendo la madrugada.
Con un cigarro en los labios
hecho ceniza gris
sin estar encendido.
El mar me lanzaba sus olas,
y yo recogía las redes
agujereadasque dejaron tus pisadas
sobre esta piel sencilla.
Podría haber estado toda la vida
esperando a que llegaras;
pero se anticipaba la mañana
con sus abrazos de hielo.
Ahora que no estás en casa,
y que el cielo sólo es un invernadero,
recuerdo que me decías
que un día te marcharías
y yo nunca llegué a creerlo.
Ojalá nuestra distancia
fuera sólo cuestión de espacio y tiempo.
Tendré que volver a empezar.
A apilar la arena en el relojy darle la vuelta.
A que otra vez
sean las flores las que me huelan
y que los pájaros de la repisa
alcen el vuelo solos.
“Qué bonita brisa
eran tus caricias en mi
cuerpo”- pienso -
“y qué duro será,
preciosa mía,
este enero sin ti.”
__________
Melancolías de telescopio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario