miércoles, 31 de agosto de 2016

TU NOMBRE

Qué bien te ves,
con la sonrisa puesta
y los miedos acojonados.
Diciendo más de lo que callas
cuando te muerdes los labios;
declarándome la guerra
sesenta veces por minuto.
Mírate,
con el pecho ardiendo
de sueños en perspectiva;
con todas las luces encendidas
para que no me pierda de regreso.
Arrastras el cielo
cada vez que suspiras.
Y mientras me robas el sueño
me devuelves la vida.
 
Nos hemos dejado los complejos
en un rincón deshabitado.
Y se pelean por un poco de atención
mientras nos hacemos las valientes.
No saben
que lo sé todo de ti;
sé cuando me mientes
solamente para que caiga en tu trampa.
Igual que tú sabes que disimulo
para dejarme atrapar por ti.
 
Vivir,
con los ojos tan abiertos
que no se nos escape nada.
Blandiendo estas espadas
contra la pena,
contra el desconsuelo.
Quedarme un poco más aquí,
donde el tiempo tiene otro ritmo
y sigue el vaivén de tu abrazo
y de tus parpadeos.
Arrancarte los miedos,
sembrarte de locuras;
que nadie doblegue tus ansias
de animal indómito.
 
No me creo
que de todos los lugares habidos,
la noche haya venido
a instalarse en nuestras ventanas.
Que los escalofríos tengan significado
en las cuatro puntas de esta sábana.
 
Que tu voz desarticule
una a una
mis palabras.
Y sobretodo
que yo esté aquí,
con el corazón cargado de balas
deseando que me beses
para dispararlas.
 
Y en el transcurso de tu herida,
honda como un mar salvaje,
me arrastres
me desarmes
me contagies de tu vida,
me borres el desastre.
 
¡Joder!
¡Cómo no iba a llamarte poesía!
Si todo lo que eres sabe a hoy,
y todo el daño firmó contigo un punto y aparte.

__________
Metáforas reversibles.


 

No hay comentarios:

Publicar un comentario