el mundo se hace pequeño.
Le quitas el aire
y lo vuelves a inventar.
Han llamado a esta puerta
centenares de veces.
Los miedos,
las dudas,
las canciones desafinadas
y los finales tristes;
la pena del mundo,
y los días grises
y un etcétera de daños
escondidos tras un disfraz.
Y yo,
mientras contaba suspirosy apretaba los dientes,
nunca les he dejado pasar.
El mundo puede molestar,
si quiere,pero no mientras duermes
en este m2 entre tú
el papel
y la soledad.
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El suspiro rojo de los atardeceres.
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