jueves, 14 de julio de 2016

LA CADENCIA PERFECTA DE UN RELOJ SIN AGUJAS

Hay
historias
cortas
que
se
alargan
más
allá
del
cielo.
 
Hay historias largas que se cosen en un calendario, que visten los días de rutina, y que al recordarse se resumen en un parpadeo.
 
Luego estamos nosotras,
que somos la antítesis de lo efímero
pero lo vivimos todo
como si mañana el sol no fuera a salir de nuevo.
 
Y habiéndote encontrado a ti,
no quiero ni historias
ni excusas
ni cuentos.
Vamos a darle la vuelta al reloj de arena tantas veces
que los granitos se volverán polvo
y dejarán de estorbarnos
con su esencia a contrarreloj.

Así estoy;
como suspendida en un tiempo
que me reinvento,
y que vuelve a nacer cada día de tu mano.

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El suspiro rojo de los atardeceres.

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