viernes, 26 de agosto de 2016

TAN, TAN, TAN MÍA

Cuando te veo
y tú no alcanzas a verme,
justo entonces,
sé que nunca serás mía.
 
¿Cómo iba a querer que lo fueses?
Yo quiero verte sonreírle al mundo
siendo libre,
y que la vida intente devolverte la sonrisa.
Quiero que las estrellas se cuelguen de tu pelo
y las columpies con la brisa de tus párpados.
Que todos los caminos te lleven donde quieras,
y las flores se paren a olerte de madrugada.
 
Quiero que los girasoles pierdan de vista el sol
cuando te tengan cerca.
Y que esta
sea una más de las historias que te escriba.
Quiero que te arropes con las nubes
y las hagas llover con tu abrazo.
Que rompas la velocidad del sonido
y tu silencio se apodere de la noche.
 
Quiero verte recorrer los campos de trigo
de los que hablaba Neruda.
Y que por fin se mezclen esas dos metáforas perfectas.
Que tus ojos crucen el cielo y me traigan algún recuerdo,
que puedas irte cuando quieras
y volver luego
aunque no me lo prometas.
Y que yo te espere con los brazos abiertos
y la nostalgia preparada por si no volvieras.
 
Te quiero libre,
porque cuando abrazas al mundo salvaje,
con los ojos hechos primavera
y gaviotas volando entre tus pupilas,
no hay forma más justa
de sentirte un poco mía.

__________
Metáforas reversibles.


 

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