PUNTOS SUSPENSIVOS

Déjame ser la arena de este reloj
que lleva tu nombre escrito
y que hoy se queda sin tiempo.
Puedo,
quiero
morirme aquí,
en este abrazo que de tan corto
se hace un poco más eterno.
 

Quiero ser hasta el último granito

que va a recorrer esa cintura.
Que va a cruzarse por tu cuerpo
y rozará las enredaderas de tus manos.
Quiero atravesarte esos ojos que no miran
y que lo ven todo.
Quiero gastar mi último suspiro
en este tren de madrugada.
 

Y en el transcurso de este viaje

que para muchos nunca habrá existido,
intentaré robarte un pedazo del universo de tus huesos
para que me acompañe en las noches de desvelo.
Harás que mis versos
tengan sabor a vida.

En estas horas implacables

y tan estúpidamente vacías,
sintiendo que te vas
y sabiendo que tengo que abrirte la puerta,
quiero que algo de mí
se clave en tu recuerdo.
 

Y qué sabré yo qué pasará mañana.

Qué sabré de los días y las noches
si no son desde el viento de tu pelo.
Pero por lo menos,
y aunque estas letras me duelan a horrores,
tendré el derecho
de añadir dos puntos más
al que tú ya has dejado puesto.

Míralo,

está colgado del pomo de la puerta,
tiritando de frío.

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Melancolías de telescopio.