martes, 30 de agosto de 2016

CASI NUNCA Y SÓLO A VECES

Casi nunca me acuerdo de ti,
pero a veces te instalas en mi memoria
y dejas caer tus redes
a mis ojos de charco.
 
Y bueno,
en esas ocasiones te cojo la mano,
te siento en esta cama
y te cuento que el mundo es un pisapapeles sin ti.
Que los días son una nostalgia recurrente,
que me están volviendo loca los vecinos del tercero.
Que el cuadro de la habitación sigue torcido
y que ya me da igual.
Que la lluvia cada vez me gusta más
porque recuerdo que a ti también te gustaba.
Que he tirado la poca ropa que te dejaste,
pero los cajones siguen oliendo a ti.
Que hay un pájaro que trasnocha conmigo
y siempre me da los buenos días.
 
En esos ratos,
cuando vienes a verme de improviso,
te cuento que en la oficina sigo intermitente
y que tengo algunos viajes por delante.
Que me gustaba más irme antes,
cuando me echabas de menos.
Que las noches en el mar no son una excusa,
que se han convertido en una cura.
Que la arena está más fría en el reloj
y que ya no cuento las horas
(dejo que me apuñalen).
 
Luego,
después de haberte besado en la mejilla,
de recordar las cosquillas
que me hacía tu pelo,
me despido de ti.
 
Y te vas como has llegado,
con el perfume de lo que dura poco
y se queda para siempre.
Y yo te miro orgullosa;

¿Lo ves, preciosa?
Ya casi nunca me acuerdo de ti.

__________
Melancolías de telescopio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario