que la vida sería esto,
la mitad se hubiera quedado esperando
en el punto de salida.
Yo he aprendido
a ver el mundo desde lejos,
y salirme de
perspectivapara colarme en otro paisaje.
Y así es como el camino a la oficina
se convierte en un desfile improvisado
de trenes
y luces
y sonrisas tan dormidas
como yo.
Y ando,
entre los
andenes y la gente,entre los pitidos y los empujones
de quienes corren
casi por protocolo.
Y me dejo cruzar por la marabunta,
pero les miro desde lejos.
Todos andan con los sueños cojos
y las mariposas dormidas.
Y yo en cambio
tengo un zoológico
en la barriga
a punto de echar a volar.
Me resbalan las tristezas
y me empapa la felicidad.
Río porque sí,
y ¿por qué no?
También pierdo
trenes,
pero el más
importante lo agarré a tiempo.Y ese nunca se va del andén sin mí.
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Lo que se pierde en bolsillos agujereados.
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