jueves, 9 de junio de 2016

DEJARSE LLOVER*

Nos sucede que,
cuando somos tormentas,
buscamos soles que sequen nuestra lluvia.
Y aunque suene poético,
no es nada admirable.
 
Y buscamos,
como la enredadera busca la luz
sin importar que muera el árbol que la alimenta;
como una marabunta de recuerdos
en un domingo de otoño,
que busca doler en una herida abierta.
Buscamos.
Y tantas veces me han pedido que deje de llover
que he perdido media vida
escondiéndome detrás
de paraguas agujereados.
 
Será que nos convencen y nos cansamos
de vivir empapados
y sedientos,
de construir castillos
sin cimientos;
de acumular abecedarios
inacabados.



He aprendido,
después de tantas huidas y venidas,
que no quiero vivir sin agua
ni sin lluvia.
Y que has llegado para contradecir mis pronósticos,
tumbarte bajo mis tormentas
y mojarte conmigo.
 
Para qué voy a querer soles que me sequen,
si tú eres la nube que me deja llover cada día
y nunca se esconde de mis truenos.

__________
El suspiro rojo de los atardeceres.

*Título prestado del libro de Paula Farias (SUMA).



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