cuando somos tormentas,
buscamos soles que sequen nuestra lluvia.
Y aunque suene poético,
no es nada admirable.
Y buscamos,
como la
enredadera busca la luzsin importar que muera el árbol que la alimenta;
como una marabunta de recuerdos
en un domingo de otoño,
que busca doler en una herida abierta.
Buscamos.
Y tantas veces me han pedido que deje de llover
que he perdido media vida
escondiéndome detrás
de paraguas agujereados.
Será que nos convencen y nos
cansamos
de vivir
empapados y sedientos,
de construir castillos
sin cimientos;
de acumular abecedarios
inacabados.
He aprendido,
después de
tantas huidas y venidas,que no quiero vivir sin agua
ni sin lluvia.
Y que has llegado para contradecir mis pronósticos,
tumbarte bajo mis tormentas
y mojarte conmigo.
Para qué voy a
querer soles que me sequen,
si tú eres la
nube que me deja llover cada díay nunca se esconde de mis truenos.
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El suspiro rojo de los atardeceres.
*Título prestado del libro de Paula Farias (SUMA).
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