y el mundo,
has fabricado un charco de agua
para que lo salte de pequeña.
Para que me ría
aún sin ganas;
para que no hagan falta barcos
si quiero salir a navegar.
Fíjate si se extiende tu charco,
que hoy he llegado a trabajarcon los tobillos empapados.
Estaré en Barcelona
y me criticarán al pasar
viejos gordos calvos empresarios;
no saben que acabo de ser pirata,
que he cruzado todo el mar
y que he llegado a la oficina a salvo.
No saben
(ni sabrán)que la vida se cuenta por salpicaduras
y no por el dinero.
Y que ninguna factura
será mejor que la partitura
de tu abrazo,
para quedarse a vivir.
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El suspiro rojo de los atardeceres.
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