que la melancolía está sobrevalorada,
que no existe,
que es un fantasma sin sábana.
Te marchaste un día de octubre,
cuando los otoños aún tenían flores.
Supe que te irías entonces,
y fui yo quien te abrió la puerta de casa.
Tenías en los ojos eneros acumulados,
pasados y futuros,
y en todos hacía frío
y nunca nevaba.
Luego mis
ojeras se encaramaron a tus ojos,
intentando
decidir si aún me mirabas.
No eran cansancio tus parpadeos,
sólo una forma sutil de negarme la palabra.
Has tenido
música en mis manos,
y ahora los
instrumentos chirrían.Cualquier lugar se hace casa
si algún violinista toca desconsolado.
Me refugio
en el ombligo
de tus fracasos.Me instalo en tus suspiros
y escucho aquel portazo
como si nunca acabara.
Luego vuelvo a casa,
medio a tientas,
casi a gatas.
Los ruidos de afuera ya no son partitura,
las canciones suenan a vacío.
He abierto cien
veces la ventana,
desde que te
has ido.Por si no te acordaras del piso
y decidieras volver.
Siempre estoy aquí,
esperando,
en el lugar donde el sol se esconde,
cuando está harto del verano.
__________
Melancolías de telescopio.
Molt bo, una pasada.
ResponderEliminarGràcies papi, sempre sempre.
Eliminar