me ducho con agua ardiendo
para enfriar mis nervios.
Justo como hacía Bukowski
hace unos pocos años.
Te recuerdo
en las cosas menos
importantes.En un zumo de naranja
recién exprimido;
en un dibujo a dedo
sobre la ventana empañada;
en las libretas,
en los borradores hechos con lápiz,
en el camino al tren por las mañanas.
Yo que pensé
que me moriría de echarte en
faltajusto en los sitios donde más te quise,
me estoy muriendo al reconocerte
sin verte
en los lugares donde nunca me paré a mirarte suficiente.
Y así se acumulan las horas,
en su cálculo perfecto,mezcladas con los desvelos
y las ganas de dormir.
Hoy te vi,
justo en el trozo de pizarradonde siempre me escribías.
No he borrado las letras
de tu última nota,
pero soy demasiado cobarde
para volverlas a leer.
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Melancolías de telescopio.
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